viernes, 22 de mayo de 2009

IMPORTANCIA DE ALGUNAS ESTRUCTURAS CEREBRALES EN LA EXPERIENCIA MUSICAL

La música es un estímulo sumamente complejo, que requiere procesos sensoriales, cognitivos, emocionales y motores, por lo cual, aunque existen algunas estructuras cerebrales especializadas en los diferentes niveles de procesamiento auditivo, debemos considerar el funcionamiento del sistema nervioso en su conjunto. Podemos pensar que éste es un conjunto de subsistemas, cada uno de los cuales consta de elementos nerviosos que intervienen en una parte del procesamiento de la información, ya sea interna o externa.
El proceso inicial del sistema relacionado con la experiencia musical capta los sonidos, que son cambios repetitivos en la presión del algún medio, comúnmente el aire o el agua. Son vibraciones con diferentes frecuencias, captadas y codificadas por el oído y transformadas en señales eléctricas conducidas a través del nervio auditivo hacia el sistema nervioso central. La información llega a la corteza auditiva localizada en la cara lateral de la corteza cerebral (lóbulo temporal). En esta área se recibe y analiza el estímulo auditivo, es decir, aquí oímos. Estas áreas se comunican con las secundarias, que permiten integrar grupos de estímulos acústicos presentados de manera simultánea y también de series consecutivas de sonidos de diferente tono y estructuras acústicas rítmicas. Penfield y Perot en 1963 observaron que al estimular las áreas secundarias mostraban alucinaciones musicales. Las señales eléctricas son, así, retransformadas en la corteza para dar una experiencia subjetiva de la música. Otras áreas, llamadas de asociación, tienen un papel importante en la integración, interpretación y almacenamiento de la información que reciben de los sistemas sensoriales. Una pieza musical nos puede evocar toda una situación: por ejemplo, el restaurante donde estábamos, el decorado que tenía, el olor de la comida, la temperatura cálida, la persona que nos acompañaba, la emoción que sentimos, etcétera.
No sólo la vía auditiva es capaz de responder a la música; otros sistemas sensoriales pueden ser activados por ella. Se conoce, por ejemplo, la existencia de una conducción ósea del sonido y que las vibraciones del aire causadas por las ondas sonoras pueden ser percibidas a través del tacto. Por otro lado, debido a que la música puede evocar imágenes, otras áreas cerebrales relacionadas se ven involucradas.
Cuando se estudia el funcionamiento del sistema nervioso no debe perderse de vista su plasticidad, ya que el cerebro es un sistema dinámico, en constante cambio. Las células cerebrales modifican de modo continuo su estructura y funcionamiento, con base en los requerimientos ambientales y el aprendizaje. Los músicos, por ejemplo, aprenden a escuchar diferencias de tono imperceptibles para personas sin entrenamiento musical, establecen una facilitación de vías nerviosas vinculadas a la regulación de patrones motores finos, desarrollan la imaginación auditiva, y son capaces de escuchar internamente, sin estimulación externa, entre otras facultades.
Además de todas las áreas cerebrales mencionadas, para que la información auditiva sea recibida en la corteza cerebral, también se requiere un cierto nivel de activación del sistema nervioso, regulado por otras estructuras en la base del cerebro.Gran parte de la investigación sobre el funcionamiento cerebral relacionado con la música y las emociones se ha centrado en la especialización hemisférica.
Por todo lo anterior, se comprende la dificultad del estudio de la experiencia musical. No podemos hablar de estructuras específicas, aisladas, involucradas en la percepción musical, sino de un complejo sistema, el nervioso, que implica un conjunto de elementos, cada uno con una función, pero que comparten un fin común.

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